Estas banderas de oración deben sus orígenes tanto a la religión Bon como al dharma del budismo indio. El Budismo fue introducido en el Tíbet por Padmasambhava (800 D.C.). Anteriormente los tibetanos profesaban la religión Bon que era fundamentalmente shamanística.
Las banderas OM MA NI PADME HUNG siempre son colocadas en este orden de mantra; uno de los mantras mas elevedados en Tibet; himno a la compasión y al gran respeto de la existencia. Deben ser colgadas en lugares ventosos por lo que se las suele encontrar en espacios abiertos y en las alturas.
Al tocar las banderas, el viento es purificado y santificado por los mantras. Las oraciones son transformadas en bendiciones y esparcidas sobre los habitantes de los alrededores. Las banderas llevan la intención de Bodhisattva de orar y trabajar por el bienestar de todos los seres capaces de sentir.
Nos recuerda y nos lleva a promover la paz, la compasión, la bondad, la fuerza y la sabiduría.
El sol y la lluvia las van desgastando convirtiéndolas en tiras de colores apagados lo que recuerda que nada es permanente.
Son renovadas nuevamente cada año nuevo tibetano (fines de febrero). Este suceso representa la bienvenida del pueblo al cambio permanente y el reconocimiento de los ciclos de cada cosa dentro del universo.
El mantra Om Mani Padme Hum, remite a los seis paramitas o virtudes trascendentales: la generosidad, la ética, la paciencia, la diligencia, la concentración y la sabiduría.
Cada una de las sílabas del mantra om mani padme hum es de por sí un mantra que evoca el cuerpo, la palabra, la mente, las virtudes y las acciones de los Budas, para finalmente ligarse con las seis sabidurías esenciales: la de la ecuanimidad, la actividad, la sabiduría inmanente, la sabiduría del dharma, la de la discriminación, y la sabiduría semejante a un espejo.
Hace alusión a la idea de sabiduría, altruismo y compasión, esta última debe entenderse como la esencia de la vida espiritual y como una forma de amor orientada a la verdadera sabiduría, se trata de alcanzar un dominio sobre el espíritu del hombre en su totalidad.